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“Megamind”: Valora lo que tienes

Escrito por José Arce

DreamWorks subraya las buenas sensaciones dejadas por “Cómo entrenar a tu dragón” con una divertida comedia de impecable factura técnica, visualmente espectacular y de rápido desarrollo, ideal para disfrutar en familia.

Metro City tiene un héroe que la defiende de todo mal, de toda amenaza: Metro Man (voz de Brad Pitt en la versión original). Aunque lo cierto es que tan sólo hay un peligro para la ciudad, y tampoco es para tanto… de momento. Tras las buenísimas sensaciones que dejó “Cómo entrenar a tu dragón” a principios de año, DreamWorks demuestra nuevamente su sobrada capacidad para jugar en la liga de los grandes de la animación con “Megamind” (personaje a quien presta su registro Will Ferrell), que en tan sólo un par de semanas ya ha alcanzado la cifra mágica de los cien millones de dólares en la taquilla norteamericana. Sin superar las bondades generales de aquella, lo que brinda la película de Tom McGrath es diversión en familia a raudales.

Sólo valoramos lo que tenemos cuando lo perdemos. Es el gran mensaje de esta disaster superhero movie con causa probable y demostrada, concretada en un megalómano villano de desproporcionado cabezón que alberga en su interior un cerebro tan supuestamente grande como indefectiblemente incapaz de triunfar en toda su malignidad. A partir de los clichés favoritos del género, sustentados sobre el enfrentamiento interminable de un héroe absoluto con su némesis obligatoria ─sin olvidar a la entrometida, sexy e inteligente periodista de turno (Tina Fey) ─, el guión de Alan J. Schoolcraft y Brent Simons apuesta por centrar su mirada en el reverso tenebroso de la justicia, depositando sobre el malo de la función la absoluta responsabilidad de hilar un estropicio tras otro, aún cuando descubra, evidentemente, que ser bueno tiene también sus ventajas ─que se lo digan al reciente y no menos exitoso Gru─.

Así, el arsenal imaginativo intrínseco a este tipo de producciones se despliega en todo su esplendor, inundando el palco ─en la versión 3D, literalmente─ con todo tipo de cachivaches, artilugios y secundarios hilarantes y burlescos, que harán las delicias de los pequeños mientras sus padres disfrutan de la visión ácida y llena de mala leche que la historia regala sobre realidades que a todos nos atañen. Las dobles lecturas siempre son bienvenidas, máxime desde una puesta en escena esplendorosa, visualmente despampanante, que hace fluir aún más un texto ya de por sí dinámico y sanamente disparatado. Buen humor, buenas/malas intenciones y la puerta abierta a que el cine animado siga sorprendiendo a una platea universal que abraza cada nuevo desembarco en la cartelera con idéntico fervor al que acompañó las primeras aventuras de Woody y compañía, hace ya quince años.

Calificación: 7/10